Por mucho tiempo, el interés por el estudio de la Guerra del Chaco (1932-1935) quedó relegado a un segundo plano. Existieron motivos —principalmente políticos— que tuvieron marcada influencia por décadas para mantener apenas una “historia oficial” acorde al discurso político de turno, de tinte parcial, militarista y totalitarista.
Hoy, pese a vivir un nuevo florecimiento del interés por la historia paraguaya y particularmente de la olvidada Guerra del Chaco, con más material que nunca y abundante bibliografía, tropezamos sin embargo con el problema de la escasez de trabajos que orgánica y sistemáticamente hayan acopiado y procesado la información, y sobre todo, que la interpreten correctamente para plasmarla sin sujeciones políticas motivadas por cualquier sector.
He aquí la importancia de trabajos como el de José Luis Martínez Peláez, que antes de abordar un estudio más minucioso de la guerra siguiendo una cronología lineal, ha preferido confrontar primero muchos de los mitos y leyendas que tanto paraguayos como bolivianos hemos construido en estas décadas. La importancia que tiene esta tarea es enorme: citando al gran estadista e intelectual Eligio Ayala, “mucho he tenido que desaprender, mucho que olvidar; y tuve que desaprender los conocimientos que me inculcaron en los institutos de enseñanza, estos conocimientos se adhirieron a mí de afuera adentro como una pátina de la rutina y de la ignorancia…”.
Invito a todos a leer esta opera prima que estoy seguro nos ayudará a “desaprender” mucho de lo que aprendimos o nos enseñaron mal sobre la Guerra del Chaco, para luego avanzar en el conocimiento de esta increíblemente poco conocida contienda.
Eduardo Nakayama